CAPÍTULO I - RECORDÁNDOTE
Muchos dicen que cuando te separas de la persona amada sientes que una
parte de ti se va con ella. Ahora sé que tienen razón. Mientras veo el barco
cruzar el portal rumbo a Neverland me siento desfallecer. Haría lo que fuera
para que Rumpel no encuentre la muerte allí. Me aferro con todas mis fuerzas al
pensamiento de que esa maldita profecía tiene que cumplirse de otro modo. Su
muerte sería un golpe demasiado duro.
Va a ser la primera vez que lanzo un hechizo. Espero ser capaz. Los
enanitos y la madre superiora se han ofrecido a ayudarme. Rumpel ha confiado en
mí para proteger la ciudad así que no puedo defraudarle. Con decisión, vierto
el contenido del frasco sobre las rocas de la mina y vemos cómo la magia se
extiende por la ciudad. Nadie podrá entrar ni salir de ella nunca más.
Pasan los días y no puedo dejar de pensar en él ni un solo instante.
Unos me miran de forma comprensiva y otros como si fuera un bicho raro. Cuando
les veo me dan ganas de gritar a los cuatro vientos “¡Sí! ¡Amo a Rumpelstilskin
con todas las fuerzas de mi alma!” Por no hablar de mi padre. Está empeñado en
que conozca a otros y pase página pero yo no puedo olvidarle y no voy a
hacerlo. Regresará, sé que lo hará. Camino por las calles de Storybrooke
intentando despejarme y mis pasos me llevan a su tienda. Sonrío al recordar las
cosas que hemos vivido ahí. Si la gente supiera la fuerza del amor que sentimos
le conocerían de verdad. Pero es más sencillo ver lo que tienes a un palmo de
tus ojos que ver lo que hay detrás.
Entro a la tienda y voy directa a la trastienda. Es como si la esencia
de Rumpel permaneciera aquí. Cada vez que me siento triste voy a la tienda y
siento como si me abrazara otra vez. Es pura magia. La magia de nuestro amor.
Intento concentrarme en la biblioteca. Ruby me está ayudando a organizar
actividades para los niños. Eso me distraerá. La abuelita va a hacer de cuenta
cuentos disfrazada con barba y túnica de mago al estilo Merlín. A los niños les
encantará.
Y cuando llega el final del día recibo un sms de mi padre. Puede llegar
a agobiar pero en el fondo sé que me quiere y una parte de mí quiere
reconciliarse con él. A cambio él me permite que controle un poco lo que come.
Supongo que necesita ver que su hija se preocupa por su salud y le cuida. Voy
al supermercado a comprar algo de verdura para que nunca le falte y camino
hasta su casa.
Por el camino pienso en algo que sucedió hace un par de días después de
que Rumpel se fuera. Alguien llamó a la biblioteca un par de veces pero no
contestó. Y ahora…tengo la sensación de que alguien me vigila. Serán
imaginaciones mías supongo.
CAPÍTULO II - LLEGÓ MI MOMENTO
Llevo meses enteros esperando este momento. Desde que se rompió la
maldición he pasado desapercibido alimentando mi odio y mis ganas de venganza.
Gracias a la caridad de las monjas he podido sobrevivir todos estos años. Años
llenos de oscuridad.
Ahora que esa bestia se ha ido no hay nada que te proteja querida. Podré
hacerte pagar todo lo que me habéis hecho tu maldita bestia y tú. Me paso los
días vigilándola en las sombras. Debiste ser mía. ¡Todo por esa maldita bestia!
Te ha embrujado…Sí, debe ser eso…Te ha hechizado para que te enamores de él.
Esa es la única explicación.
Te espío desde una ventana mientras comes o mientras duermes. Estás tan
hermosa en camisón. Tus curvas exaltan mis instintos ahora privados de
liberación. Cuando te veo, siento que me voy a volver loco de ira y deseo al
mismo tiempo. Y cada día voy a peor. ¡Mirad en lo que me habéis convertido! Yo
antes era un general que vivía en un castillo y al que la gente adoraba. Era
joven, fuerte, valiente y lleno de vida. Era todo lo que una mujer podía
desear. Sin embargo, nunca fui lo suficientemente bueno para ti ¿verdad? No. Tú
querías a alguien que mantuviera su cabeza día tras día pegada a esos
asquerosos libros. A esos libros que lo único que enseñan son cosas estúpidas
sobre la libertad y el amor.
Ahora sólo soy un maldito pordiosero. Un maldito pordiosero lleno de
lujuria e ira. Estaba decidido a llamarte para darte una sorpresa pero luego lo
pensé mejor. Creo que lo más justo es utilizar otros métodos.
Cuando la bestia vuelva y vea lo que he hecho se hundirá. Haré que desee
no haber nacido. Y tú desearás no haberme despreciado querida. Ninguno de los
dos me ha conocido lleno de rabia. Ninguno de los dos ha conocido…a Gastón.